Todo el mundo se la
pasa prometiéndose cosas para el próximo año, y todas avocadas al estudio,
aspecto laboral y/o profesional, y no está mal; el crecer de manera profesional
es algo que siempre reconforta a la autoestima, como el obtener un
ascenso, ser aceptado a trabajar en una
empresa de más renombre que la anterior, el tener el gran deseado incremento
salarial o el acabar una carrera y recibir ese cartón para mandar hacerle un
cuadrito y colgarlo en la oficina o en tu lugar preferido de la casa, en fin
tantas cosas que nos llena de regocijo y nos hace mejores personas ante la
mirada de los demás.
Yo recuerdo mucho
el día que acabe mi carrera y recibí ese cartón, también recuerdo el día que me
aceptaron en las tiendas de los cruceros trabajo que mucha gente lo desea, y quizá lo mejor, fue el día
que me ascendieron para ser el asistente de gerencia en aquel trabajo. Después
de todas esas bonitas experiencias profesionales uno como persona se siente muy
bien, de eso no hay duda, pero hay algo que en la vida me ha regocijado mucho
mas, y después de casi 10 años me he venido a dar cuenta, y eso es el reconocimiento
y el cariño de un hijo(a); por casi 8 años mi hija ha vivido en el Perú y yo sabía que al llegar a mi país después de
finalizar mi contrato me iba a reencontrar con esa pequeña niña de dulce
sonrisa y muestras de cariño fantásticas, que como ella sola las sabe
transmitir. Por el mismo hecho de estar lejos la mayoría del tiempo, me sentía
obligado a ser el papito “engreidor” que
toda niña quiere, pero a la vez tratar de equilibrar los engreimientos con un
poco de severidad cuando se requiriera, para no abandonar mi principal función
como padre que es la de criar una persona con seguridad, con valores morales y
buenas costumbres, algo que quizá ha sido lo más difícil de mi vida. Tuve que
usar el internet buscando temas que vayan relacionados con la crianza de un
niño y gracias a Dios en el colegio donde ella estudiaba se recibía de manera
mensual un curso llamado “La universidad de padres” de las cuales
lamentablemente no pude asistir de manera continua una vez más gracias al
bendito trabajo tan importante a su vez para la crianza de un hijo en el
sentido económico.
Después de esos
largos y a su vez cortos (para mí) 8 años, trate siempre de dar lo mejor de mi
hacia mi hija, siempre tuve la sensación y el malestar de que nunca fue
suficiente ya que necesitaba más tiempo para recompensar esa inmensa felicidad
que me daba el recibir un beso de ella, acompañado de ese ligero pero cálido
abrazo y escuchar ese melodioso y sutil TE QUIERO PAPITO que vale mucho más
para mí que ese dichoso Titulo a nombre de la nación que nunca llegue a colgar
en ninguna pared, o el tener impregnado en mi pecho una clase de insignia donde
decía mi nombre completo secundado de el
título de “Asistente de Gerencia” que al parecer lo hacía sentir más orgulloso a ese tercero que lo leía, que a mí mismo.
Digo lo último porque tuve que rechazar el cargo después de 2 años de ejercerlo
ya que parte de ello era trabajar lejos de la ciudad en la cual mi hija vive
actualmente, como muchos de ustedes saben ella ahora vive en USA en la ciudad
de Tampa exactamente, y el trabajo como asistente de gerencia no me daba la
oportunidad de estar trabajando en ese puerto cerca a ella así que tuve que
hacerme a un lado y volver a mi antigua posición para poder tener la gran
satisfacción de verla y sentir de nuevo en mis oídos ese divino TE QUIERO
PAPITO siempre acompañado de unos de los más sublimes y tiernos besos que yo
haya recibido; y créanme que no me arrepentí de la decisión tomada.
Con esto queridos
amigos no deseo recibir comentarios halagadores acerca de lo que hice, solo
quiero dar una suave bofetada a aquellos que creen que ser padre es solo
asegurarse que a sus hijos no les falte nada material (lo cual importa en este
nuevo mundo en el cual vivimos ya que nada es gratis y uno siempre quiere
darles lo mejor), pero eso al final de cuentas no significa nada si es que no
le das lo más importante TU TIEMPO, haz que ese tiempo por más corto que pueda
ser sea de calidad, si vas a ver televisión échate en la cama con el(los) a ver
una caricatura; si vas a leer, lee con ellos; si tus amigos(as) te invitan para
unas chelitas o un cafecito, mejor hagan una reunión de familias y diviértanse
todos juntos. Ahora me decidí a quedarme en Perú lejos de mi hija, gracias a
Dios ella está muy bien y tiene una excelente figura paterna que está haciendo
lo que yo haría en su lugar, eso me reconforta y mucho, ya que para mí lo que
más importa es su felicidad sin importar
valga la redundancia con quien la comparta, para terminar solo quiero prometer que
si la vida me brinda la dicha de ser padre de nuevo, quiero ser un mejor padre
de lo que fui con Katherine quien gracias a Dios me hace siempre saber que ese
tiempo de calidad que le ofrecí no fue en vano, ya que recuerda perfectamente
cada importante momento que compartimos, las enseñanzas y consejos que recibió
de mi y que siempre seré su papito sin importar la distancia.
GRACIAS AZUQUITAR (la
que me endulza la vida) y que este año venidero hayan mas promesas de ser
mejores padres, ya que el futuro de este mundo no está en nosotros, está en
nuestros hijos…..!
Feliz Año nuevo
2014
Jorge Horna.
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