Hoy visité a mi hija en su hogar, ubicado en Brandenton,
Florida, me llevo 6 horas en una van especial desde Miami, no pude almorzar por
el horario, para variar viajas incomodo y aburrido ya que en la Florida no se
ven los paisajes que se pueden disfrutar en otras partes del mundo.
Pero en fin llegue súper emocionado como cual niño cuando
llega las 12 en el día de navidad, la van me dejo en las afueras de un
supermercado muy conocido en este país, y ni bien llegué llame a su mamá, para
que me puedan recoger, espere unos minutos y de pronto vi una mano que me hacía
señas de un carro blanco, y adivinen que, una hermosa sonrisa se mostraba
destellante por la ventana(que no era la de su mama por supuesto) y en eso
escuché de manera sublime PAPA! , y allí estaba la luz de mis ojos, la única
mujer que me espera más feliz que nunca así pasen meses de no vernos, abrió la
puerta sin que el carro se halla detenido, su mamá grito a ella no le importo,
ni a mí tampoco su acción temeraria, y hasta que por fin llegó ese abrazo y ese
beso que tanto estaba esperando desde que me levante ese día. Allí estábamos mi
hija y yo, mi Azúcar y su Papito, su padre y ella, el tiempo parece que se
detuvo por unos segundos inclusive un carro paro generosamente ya que estábamos
en medio de la calzada, tal vez conmovido por ese prolongado abrazo y esa felicidad que
irradiaban las muestra de afecto sincero que mi Katy y yo enardecidamente
manifestamos.
Después fuimos a cenar, como siempre fue un sufrimiento hacerla
comer, pero en ese momento me pareció disfrutarlo, conversamos mucho, reímos,
arreglamos su habitación, y de verdad que la pase divinamente, el solo verla
sonreír me cambia el ánimo y el mundo se me muestra resplandeciente.
Valió la pena el viajecito así sea hasta la China creo que
lo haría de nuevo, gracias hijita por ese momento tan especial, y para aquellos
que son padres se deberán estar imaginando lo bien que me siento en estos
momentos.
Gracias Dios mío
Por esa dicha de ser
padre.
Jorge Horna.
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