Como muchos de ustedes saben el estar lejos de tu país por
un largo periodo de tiempo, como era mi caso, me hacía extrañar mi país, mis
costumbres y sobre todo algo que el peruano que anda lejos de su tierra,
extraña más; sí, ustedes lo saben, la comida, nuestra gran gastronomía, o
“GRANSTRONOMIA PERUANA” como yo la hago llamar.
Recuerdo la primera vez que llegue al Perú de uno de mis
viajes, era de noche, se sentía bien el llegar a tu patria, ver tu gente, abrazar
a tu familia y amigos , pero lo más difícil fue al día siguiente: ¿Que comer? en
la mañana me rompía la cabeza decidiendo en irme a desayunar y pensaba: Una
chicharroneria!, si como no, ese pedazo de chancho bien crocante, cubierto de
un par de rodajas de camote frito cual dulzura se alea divinamente con los
misteriosos sabores una salsa de cebolla criolla, todo esto, atrapado por los
dominios de un pan caliente y aromático; o elegir un saltado de lomo, hummmm,
bien hecho al estilo sudado, con cebolla, tomate y vinagre, todos fusionados
extraordinariamente; y por supuesto para terminar la faena un pan
francés(peruano debería ser)para partirlo por pedazos y usar cada uno de ellos
para disfrutar ese jugo de sabor alucinante que se queda en el plato, hasta
dejarlo sin rastros de él, pero me acorde a la vez del tamalito, esa masa
amarilla de maíz bien despachada en su
interior con pollo o chancho, partiéndolo por la mitad con el cuchillo
esperando que emane ese humito, que a su vez evoca un aroma sin igual que hace
que nuestras sensaciones de apetito se enciendan aun mas y una vez abierto,
bañarlo de la salsa criolla que lo hace saber colosal. Hay Dios mío que difícil
elegir.
Si eso me pareció difícil, venia lo más dificultoso, elegir
donde almorzar, como diría La Pirula , Chesss…., primero se me vino a la mente,
sin lugar a dudas, lanzarme sin precedentes por un ceviche, esa mixtura de
productos marinos, todos como es su costumbre bien mojados, pero esta vez con
zumo de limón, bien acompañado con harta cebolla dejando que esta adhiera su
jugo también, por supuesto todo bien sazonado por una mano peruana cevichera y
con un punto de ají al gusto del cliente,
pero el que menos lo pide bien picante, a lo peruano y usarlo de pretexto para
pedirte una cervecita bien helada para acompañar, a su costado una buena
porción de yuca o camote y definitivamente de la crocante canchita serrana, una
prueba más para saber que el Perú es una extraordinaria mezcla de culturas en
una culminación sensacional, claro me olvidaba, para terminar el plato, cogerlo
de los lados y beber con la boca pegada al plato, esa alucinante leche de tigre
que mas la cerveza, me deja listo para el ring de las 4 perillas. Pero me dije,
y si me animo por un criollo, y se me vino a la mente un ají de gallina, aunque
ahora es de pollo, pero sin lugar a dudas, la diferencia, la marca esa salsa de color peculiar que es una perfecta
combinación de ingredientes ingeniosamente añadidos uno tras otro, compartida
con hilachas de pollo o gallina, todo
adornado elegantemente con un trozo de huevo, una bronceada aceituna y debajo
de ellos una fresca y verduzca hoja de lechuga, claro todo esto soportados por
un par de rodajas de papa cocida en el fondo y acompañada, si eres bien peruano,
de un infaltable arroz blanco perfectamente graneado; o un arroz con pollo,
como diría la gente del Callao, Ay mi Sarita!, ese arroz bien graneado, vestido
con un incomparable aderezo verde que solo se degusta en el Perú, y si le caes
bien a la tía te da doble presa y bien grandes, pecho y pierna, sí, como
vedette y recuerda que el culantro ya lo lleva en la salsa, todas bañadas hasta
los huesos, de esa salsita verde que tiene un no sé qué, pero que en el Perú si
sabemos de que, ah y claro a su costado le agregas esa salsita criolla que anda
en todas las comelonas. Pero no hay segundo sin primero en este caso una
entrada, y en eso dije sin pensarlo 2 veces, su papa a la huancaína, esa crema
divina que se puede comer con todo lo que se te antoje, y si cualquiera revisa
la receta dice: Esta receta es ingenio peruano, no hay duda!, también decorada
con ese trió colorido sin igual, el huevo, la amorenada aceituna, y la fresca
lechuga, una triada perfecta combinación de sabores y colores; ¿pero que dije
antes?, ¿sin pensarlo 2 veces? y exclame, causita estás hablando de comida
peruana hay más de que elegir, y me acorde de la causita limeña, esas capas de
papa prensada con su inigualable toque peruano, relleno de pollo o atún,
bañados de una deliciosa mayonesa casera hecha a mano, y como es costumbre bien
adornada de ese trió(huevo, aceituna y lechuga) que ameniza todos los buffets
gastronómicos con su color y sabor, como cual trió de música criolla amenizan
las alegres jaranas peruanas.
Y cuando acabas viene el mesero, que como todos, tienen
comisión para sugerirte el postre y como tienes cara de tacaño que no va a
dejar propina, decide sugerírtelo, y empieza el desgrampado, que le gustaría,
un delicioso suspiro a la limeña con un inigualable manjar blanco en el fondo,
que lo hará lamer hasta el último residuo de él en la cuchara y empalagarse sublimemente
hasta la próxima semana o una riquísima mazamorra morada, dulce y sabrosa tal
fémina peruana y que además guarda en ella los secretos más recónditos de
nuestra repostería, además que ya habías disfrutado durante el banquete de una
refrescante chicha de el mismo maíz morado que como por arte de magia te pide
repetirlo de nuevo en otra de sus versiones.
Y después llegó la noche, si mis lectores, y me dije ya me
dio hambre y estaba entre un pollito a la brasa bien jugoso con ese toque único
que le da su bien sazonado pellejito que nos hace pecar devorándolo
desenfrenadamente, sin importar la dieta que lleves; tal vez un anticuchazo, ese
mismo, hecho de manos morenas peruanas, que años atrás usaban sus manos toscamente
para recolectar algodón, y ahora en estos días las usan para deleitarnos
sutilmente con el anticucho, choncholí o pancita, y darnos una estocada final
de dulzura con ese riquísimo Picaron en miel de higo que hace suspirar a
cualquiera, o un chifita, si ir donde el chino de la avenida para que te
prepare un buen arroz chaufa, que para el mundo seria arroz frito al estilo
peruano, no hay duda que ni el chino, tan celoso de su cultura, no se pudo
resistir a nuestra sazón y dejo que fusionemos nuestras recetas, dando como
gran resultado un estilo de comida singular que se ha vuelto tan popular que ha
originado que no tengamos 100 restaurantes de comida china, como en todas
partes del mundo, sino restaurantes chifa que orgulloso lo exclamamos al mundo,
y por supuesto cualquiera de ellos acompañado de una agua gaseosa de color
dorada como el Dios Inti, que tiene un sabor tan original que nadie sabe a qué
sabe, pero que sabe y bien, además
es también resultado de esa imaginación envidiable que
nos hizo fusionar culturas gastronómicas foráneas con la nuestra y crear más de
190 platos que nos sitúan en la 4ta plaza de las más variadas gastronomías en
el mundo.
Y bueno, sé que me olvidé de muchos platillos sensacionales,
como esa suculenta patasca serrana que cae tan bien en las mañanas tanto como
un buen café, ese siempre tentador olluquito con charqui, que es tan bueno que
ya lo deberían santificar, la gran carapulcra que no cuesta mucho hacerla, pero
que cuesta mucho no pedir un repeticua, o ese Juane, jugoso y sabroso que como
Don Juan Tenorio, es todo un conquistador pero
de paladares.
Ahora solo falta que corras a un restaurant peruano y le des
vuelta a un platito, espero haber abierto tu apetito, porque el mío ya se
abrió.
Provecho y hasta la próxima…….!
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