En el fútbol, un jugador genial no te garantiza la victoria,
pero un trío de jugadores espléndidos, seguro que sí; así ha sido la historia
del fútbol, mi abuelo Santiago me contó del demoledor terceto del Madrid del 50
(Puskas, Gento y Di Stefano), de la exquisita trinidad que formó Pelé,
Rivelinho y Jairzinho en Mexico 70 o la grandiosa terna de Cruyff, Rep y Keizer
en la naranja mecánica. Yo particularmente, vi otros tres tridentes, uno mejor
que los otros para mi gusto; el primero fue el trío del Milán de Sacchi,
conformado por Gullit (potencia y dinámica), Van Basten (elegancia y técnica) y
Rijkaard (físico y panorama); este tridente fue fascinante, Milán presionaba rigurosamente
el espacio, asfixiando al rival para provocar sus errores; al recuperar el
balón, los tres tulipanes orquestaban el ataque a su antojo, cada uno con sus
virtudes.
Luego, después de 10 años, un tal Guardiola, llama a un
larguirucho de nombre Busquets, y forma una sublime trinidad medular con Xavi e
Iniesta, para logar ejecutar el más exquisito estilo de juego jamás antes vito;
si bien es cierto, estos tres individuos carecen de marca, pero para un equipo
que proponía poseer el balón el 75% del tiempo, no era necesario; lo que se
necesitaba, era la inteligencia táctica y rapidez mental de Bussi, el
incansable desmarque y panorama de Xavi, y el regate endiablado agregado al
pase sorpresa de Iniesta; este Barcelona, no era un equipo físicamente
exigente, pero tocaba y rotaba el balón eternamente, ello se daba gracias a
estos tres mediocampistas; la finalización iba por parte de un genial Messi (70%
de veces) y compañía (Villa, Pedro, Alexis). Luego en el 2014, el mismo
Barcelona cambia de estilo, al no tener a su director de orquesta (Xavi), se
decide por un estilo más vertical, de menos posesión pero de mayor dinámica; a
los ya conocidos Neymar (gambeta y fantasía)y Messi (vértigo y contundencia),
se les une un crack como Luisitio Suarez (potencia y efectividad); un tridente
espectacular, que no necesita que su equipo domine el juego para ganar el
partido, como lo hacían el Milan en base a presión y fuerza o el Barcelona de
Pep en base a la tenencia de la pelota;
este equipo de los 3 sudamericanos, era un conjunto que no dominaba el juego,
pero le bastaba recibir un pelotazo en profundidad, para tomar el balón, y en
base a fantasía y destreza, determinar el marcador a favor de ellos.
El Milan de Sacchi, era una sinergia entre la fortaleza y
portento físico de los italianos, sumado al talento y capacidad de sus holandeses,
era un equipo que tenía semanas de exigente trabajo, para que su ejecución
táctica fuera perfecta, el equipo necesitaba de los tulipanes como ellos de los
italianos; el Barcelona de Pep era otra sinergia, pero a diferencia del equipo
de Sacchi, el trío no dependía tanto del equipo, solo se apoyaba en ellos para
ejercer su dominio, más bien el equipo dependía de ellos; este Barcelona se basaba
en una filosofía de juego en equipo, aprendida a la perfección en muchos años de
trabajo (desde las canteras) por 8 de sus integrantes (dentro de los cuales,
estaban los 3 del medio), sumado a la inspiración de su brillante estrella
Lionel Messi (también con la misma filosofía de juego); pero este trío
sudamericano (Messi, Neymar y Suarez), no necesita que su volante domine la
pelota, ni que su defensa sea infranqueable, ni tener años jugando juntos desde
las canteras; estos tres son talento y fantasía pura, como cuando juntas a los
mejores músicos sin partitura, pero te tocan una canción musicalmente bien
sincronizada; como si fueran extraterrestres hablando un idioma desconocido
para el resto de jugadores en el campo, y solo ellos se entienden,
desconcertando a los demás.
Tal vez este tridente sudamericano del Barcelona, no tenga
los títulos del resto; pero para mí las estadísticas, son solo eso,
estadísticas; además, el contexto es diferente, con un equipo apoyándote, es
más fácil tu trabajo; las estadísticas no determinan la genialidad de los
futbolistas, simplemente se trata de reconocer el talento puro, la
improvisación exquisita que solo los genios te la pueden dar. Lamentablemente,
222 millones de Euros desvanecieron la oportunidad de seguir disfrutando de un
terceto mágico, de una trinidad celestial, de un circuito trifásico generador
de una energética contundencia, que será muy difícil de verla de nuevo.
Trecientas veces gracias Messi, Suarez y Neymar………..
Jorge Horna!
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