sábado, 31 de octubre de 2015

TONO PERÚ


Hubo una fiesta el pasado fin de semana, era una disco espectacular; había luces sicodélicas de todos los tipos, un par de potentes altavoces de 300 W cada uno y el Dj era genial; los bartenders estaban muy solicitados y la pista de baile rebosaba de júbilo, la música era contagiante y la gente se esmeraba en demostrar sus mejores pasos; cuando de pronto entró un caballero serrano de aspecto vigoroso, se llamaba “Huayno”; ni bien pisó la pista, con un ágil y energético zapateo, atrajo las miradas del resto de bailarines; el zapateo era dinámico pero acompasado, la pasión con que bailaba era digna de admiración; durante la pieza de baile fue el centro de atracción, su vitalidad y alegría fueron una constante en toda la canción.
En la siguiente canción, hizo su ingreso una hermosa puneña, de impactantes ojos marrones y una frondosa cabellera negra, su nombre era “Saya”; sus sensuales movimientos fueron la sensación de la pista, un zapateo menos enérgico que el de Huayno, pero más cadencioso, fue la envidia de muchas señoritas, que no podían competir con el saleroso ritmo de la bronceada damisela. Luego hizo partícipe del baile, un jocoso jovencito arequipeño de simpática vestimenta, de sosegado zapateo pero rítmico, su nombre era “Wititi”; la elegancia del cóndor Colqueño se veía reflejado en sus armónicos movimientos; junto a él, un grupo de jóvenes de tez trigueña que llevaban máscaras de tipos de raza blanca, realizaban un zapateo aún más pausado, quizá menos rítmico pero con más finura en su desplazo, ellos se hacían llamar “Chonguinada”; todos estos bailarines antes mencionados poseían un ritmo distinto del otro, pero a la vez con una semejanza, un zapateo que caracteriza la fuerza de su raza y una cultura inquebrantable.    
Luego el Dj, empezó a cambiar el ritmo a uno más atropicalado; en eso, salto un sonriente moreno de ensortijada cabellera a la pista; sus extravagantes movimientos pélvicos causaban sensación entre los concurrentes, sus manos y hombros temblaban al compás de su pies; su nombre era “Festejo”, lo más llamativo era, que por más cambiantes que fueran sus pasos, su nivosa sonrisa relucía fulgurante; luego salta a la pista otro negrito, con movimientos muy parecidos al de Festejo, pero más graduales; sus pies, hombros y brazos se mezclaban armoniosamente en un sacudir calmo y acentuado, su nombre era “Landó”; eso sí, sin perder esa vivaz sonrisa y la sensualidad de sus movimientos. Luego de unos minutos, entro una portentosa negra de sensuales y largos rizos, de sibaritas caderas y exquisita sonrisa, se llamaba “Alcatraz”; en su abultada sentadera llevaba un listón, que brincaba agitado por los vigorosos movimientos de su baile; al verla, los embetunados danzantes, alistaron sus encendidas velas que más parecían cirios, para ir tras ese inquieto listón y flamearlo tal cual lomo saltado; todos ellos representan la vivacidad y la algarabía que corren por sus venas, junto a esa sangre tan roja como la de cualquiera, porque él que no tiene de inga tiene de mandinga.
Luego de tal demostración, de los bronceados danzarines; un apuesto piurano de nombre “Tondero”, se animó a entrar a la pista y animado por los movimientos de los morenos, soltó sus pies y con esa amorochada quimba le agregó algo de elegancia; para hacer más notoria su elegante cadencia, sacó como cual mago un pulcro pañuelo, que se movía al compás de su zarandeo; al apreciar tal elegancia, una hermosa joven norteña, de tez clara y castaños cabellos, se acercó al joven con coquetos movimientos y pañuelo en mano; su radiante e inmaculada sonrisa, aliada estratégicamente a sus pausados y finos desplazamientos, cautivaron a toda la concurrencia; y su gallardo compañero de baile, no tuvo más remedio que caer de rodillas ante sus pies al terminar la canción; la bella moza de nombre “Marinera”, terminado su baile, fue reconocida como la reina del mismo.
Luego de muchas horas, concluyó la fiesta; en eso, entran 2 muchachos capitalinos, de desconocidos nombres de pila pero que se hacían llamar “Criollos”, uno con guitarra y el otro con cajón en mano, soltaron alegres melodías que avivaron los ánimos de la concurrencia; minutos más tardes cansados los músicos, una hilera de exóticas féminas desfilaba con deleitantes movimientos, al compás de una música festiva y contagiante, eran las “Charapitas”; que alborotaban a todos con su alegría e innata sensualidad. Unos minutos más tarde, algunos se quejaron de la fiesta, alegando que no hubo nada del otro mundo en los bailes mostrados; en ese momento, dos pequeños hombres de inmensos sombreros y con tijeras en mano, empezaron a realizar acrobáticas piruetas, que dejaron a muchos boquiabiertos, muchos creyeron que los nietos de Vanilla Ice y Mc Hammer habían llegado, lo que no sabían que el Break dance ya se bailaba hace miles de años en los Andes Peruanos, eran los “Danzantes de Tijeras”.
En este día de fiesta criolla, dejémosle el Halloween a los niños, es momento de apreciar nuestras tradiciones y nuestras costumbres; las danzas y música en el Perú son tan variadas como nuestra sublime gastronomía; todo producto de esa mestización, que se ha acentuado con el pasar del tiempo; zapatea con la fuerza del serrano, mueve las caderas con la gracia del negro, baila erguido y elegante como el orgulloso norteño y desenfrena tu alegría la bailar como lo hace el selvático.
El Perú es un tonaso; chupa, come y baila como peruano.

Jorge Horna!     

domingo, 18 de octubre de 2015

ANTI-UCHU


Ayer 17 de Octubre se celebró el día del anticucho, y como se sabe no es un potaje netamente peruano; sé que muchos se deben picar, que un peruano lo diga, pero me parece que entrar en discusiones de donde fue creado y cosas por el estilo, solo origina enemistades entre los pueblos; cosa parecida pasa con el ceviche, he comido ceviches en varias partes de Centroamérica, sé que lo comen en Colombia, Ecuador y Chile también.
El asunto del ceviche se enfoca, en que la preparación en el Perú es la más aclamada; yo particularmente no soy gran fan del ceviche, pero el que mejor he comido es el peruano; y ese pensamiento es unánime en todo el mundo, de eso no cabe la menor duda; lo he escuchado hasta de gente conocida del tema de la gastronomía de muchos países, y el 95 % concuerda de que la preparación del ceviche peruano es el mejor; inclusive Chilenos mismos lo dicen, pero hay que reconocer también que cada uno lo prepara a su estilo propio.
Volviendo al tema del anticucho, se prepara también en Chile y en Bolivia; pero me parece que la diferencia está en la maceración, la salsa o condimentos que se usan para su maceración en el Perú, es la mejor; lo escuché de un Turco, en donde se come el Kebab, que es un tipo de anticucho al estilo Árabe; él lo comió en Chile y en Perú, y el anticucho peruano le pareció magistral.
Hay muchas hipótesis acerca del nombre de este plato, muchos dicen que nació en el imperio de los incas, porque el nombre proviene del quechua, Anti (andes) Kuchu (corte); la verdad el nombre no tiene mucha lógica, además el corazón de vaca llegó con los españoles; otros dicen que lo empezaron los esclavos, pero ¿porque los vocablos quechuas, si la raza negra no habla el milenario dialecto?; así que para mi parecer la hipótesis más creíble, es la de Anti (andes) Uchu (ají); la salsa de ají se preparaba desde los tiempos incaicos, y así se llamaba en las épocas dela colonia “Antiuchu”; cuando los esclavos llegaron a tierras Sudamericanas, los cuales se enfocaron más en el actual territorio peruano, los españoles le daban las vísceras para su alimentación; para darle más sabor a la carne, ellos usaban el ají andino llamado “Antiuchu”; y así seguramente nació este económico y delicioso platillo de paso, que se ha popularizado en toda la nación peruana.
Creo que la historia, del ceviche, el pisco y el anticucho, debe ser dejada de lado; y enfocarnos que la preparación peruana del ceviche y el anticucho, es la mejor que hay; en cuanto al pisco, se sabe que por benevolentes condiciones climáticas, la uva crecida en el Perú no necesita de aditivos para su destilación, en cambio en Chile si necesita de aditivos, y eh allí la diferencia, es por eso que el Pisco Sour, se siente mejor con pisco peruano.
Respetemos y reconozcamos, que cada país tiene su propio estilo de preparar ciertos platos, y que rebuscar en la historia para ver donde se creó, es una labor casi inalcanzable, ya que es casi imposible saber dónde se inició; solo sintámonos orgullosos que nosotros lo preparamos mejor, por decisión unánime en el mundo.
Perú, país gastronómico al 100%.
Jorge Horna….!  

     

lunes, 12 de octubre de 2015

LOS VERDADEROS PADRES


Siempre cuando viajé, había escuchado a los estadounidenses, los chilenos, algunos dominicanos y mexicanos; acerca de los “Padres de la patria”, quienes fueron valerosos compatriotas, que consolidaron la idea de una patria libre; en nuestro caso sería el gran General Don José de San Martín, quien nació en el virreinato del río de La Plata, actualmente la república Argentina. Pero en todos los países antes mencionados, sus respectivos padres de la patria, nacieron en el mismo suelo de donde son ahora reconocidos como “Padres de la patria”, O’higgins fue chileno, el padre Hidalgo fue mexicano, Bolívar fue venezolano, Washington fue estadounidense, etc.;  mientras que en el Perú, el Gran general que nos dio la independencia, fue más argentino que el tango; pero en nuestro país, que a veces se cometen huachafadas, se les considera como “Padres de la patria” también, a nuestros nefastos congresistas, ni más ni menos.
Yo pregunto, no es mejor comenzar a dejar de llamarlos “Padres de la patria” a estos impresentables sujetos, y comenzar a llamar a los Grau, a los Bolognesi, a los Cáceres, a los Ugarte o a los Quiñonez, como “Padres de la patria peruana”. Ósea  estamos tan jodidos, que no le decimos padre de nuestra patria al gran “Caballero de los mares” Don Miguel Grau Seminario, quien fue elegido unánimemente (prácticamente fue así), como el “Peruano del Milenio”; y si le hemos denominado como tal a (que en paz descanse) Enrique Chirinos Soto, que más se asemejaba al “Señor de los bares”. No le hemos llamado así al Gran Coronel Francisco Bolognesi, quien prefirió morir en batalla de manera heroica, quemando el último cartucho de su revólver calibre 12 mm; pero sí le llamamos al aprista Velázquez Quesquén, que prefirió quemar la última bala de su cartucho con una portentosa brasilera, nada más y nada menos que con el dinero de los viáticos que le pagó el estado.
O no llamamos padre de la patria, al valeroso Comandante Alfonso Ugarte quien cogió la bandera nacional, para no ser obtenida por el enemigo como trofeo de guerra, al final se despeñó en el morro de Arica, para terminar cayendo al abismo; pero si llamamos así, al care’ plato de Kenji Fujimori, que cogió el estandarte de su perro “puñete”, para despenar (disculpen me comí la Ñ) a su perro, dejándolo caer abatido por tal desgaste de energía; o no llamamos madre de la patria a Doña Maria Parado de Bellido, quien fue torturada vilmente, para soltar información militar peruana, pero ella soportó la tortura y terminó fusilada sin decir ni una sola palabra acerca de las fuerzas peruanas, y si lo hacemos a Martha Chávez, quien es capaz de ser torturada, por defender los malos actos que Alberto Fujimori cometió durante su trágico segundo gobierno.
En fin, no quería hacer mala sangre con estos personajes de pacotilla; lo que si tenía como intención, como siempre, es de hacernos recapacitar acerca de los buenos valores, que gente como los héroes de la guerra del pacífico, nos dieron de ejemplo; el de defender y querer a nuestra maltratada patria, para hacerla grande como se merece; y rechazar e ignorar los malos ejemplos de sinvergüencería y poca ética, que nuestros congresistas nos dan. Recuerda que mañana vas a huevear rico gracias a muchos de estos héroes, bueno también agradecerle a Ollanta, por hacer de este fin de semana, otro largo “Weekend” como el acostumbra.
Este 8 de Octubre, recordemos las buenas acciones y ejemplos de nuestros valerosos héroes, esperemos que cada vez salgan más de ellos, y algunos de esos se animen a conducir nuestro Perú, y dejen de lado a nuestros usualmente impresentables congresistas.
Gracias Don Miguel Grau, hoy me acuesto tarde gracias a ti………
Jorge Horna……!