lunes, 22 de enero de 2018

UNA EMOCIÓN LLAMADA PERÚ


Siempre se escucha, que cuando uno se aleja de su patria, llega a valorarla más que el resto de personas que permanecen en ella; quizá sea muy cierto, yo tuve la oportunidad de estar alejado de mi país por mucho tiempo, y creo que es cierto que de lejos te enamoras más de él. Ese sentimiento de nostalgia y añoranza, se acrecienta hasta su punto máximo en una fecha en especial; pues esa fecha, no es más ni menos que el 28 de Julio.
Recuerdo que mi primera salida del Perú fue un 8 de Julio de 1999, el barco donde llegué estaba lleno de peruanos, muchos de ellos eran marinos “ranqueados” o viejos lobos de mar como se les llama; me embarqué un sábado 10 Julio exactamente, a pocas semanas de las fiestas patrias; en la primera semana conocí a los tíos Ramos y Sotil, quienes eran marinos viejos, que tenían muchos años en los barcos cruceros; ellos me dijeron que para las fiestas patrias, se venía una buena comilona perucha, con sus respectivas chelas y obviamente música peruana .Bueno llegó la noche del 28 de Julio, ese día visitábamos la isla francesa de Martinica (quizá el lugar en el mundo, con las morochas más bellas del planeta); la fiesta estaba prevista para empezarla a las 10 pm, en el comedor de los oficiales de grado menor o Petit officers como se le llamaba allá.
Recuerdo que entré al salón, rápido cogí una Heinneken y fui a servirme un poco de lomo saltado, el salón se iba llenando mientras se escuchaba música criolla de fondo, como debía ser; pero esa noche, hubo un momento en el cual me sentí más patriota que nunca, más patriota que cuando cantaba el himno en el colegio, más que cuando atraparon a Abimael, o incluso más que cuando el Chorri mostró su polo “Te amo Perú” después de su golazo contra Paraguay; estábamos todos reunidos en el salón, y de pronto alguien levanta el volumen de la música, se escuchó una guitarra que sonaba así, TATAN TATAN TATAN TARAN como 4 veces, acompañada perfectamente de un seco sonido de cajón afroperuano, todos quedaron como callados, luego una melodiosa voz empezó diciendo “cuando despiertan, mis ojos y veo, que sigo viviendo, contigo Perú”, en ese momento que estaba lejos, me hizo sentirme cerca del país; luego se escuchó “emocionado, doy gracias al cielo, por darme la vida, contigo Perú”, miraba los rostros del resto para imaginarme el mío, y era de dicha y regocijo, tal vez por haber nacido en esta hermosa tierra, luego escuché otra estrofa “ eres muy grande, lo seguirás siendo, pues todos estamos, contigo Perú” en ese momento miré al paisano de al lado y le mostré la lata de chela para brindar; luego se escuchó a todo pulmón la gran estrofa “sobre mi pecho llevo tus colores, y están mis amores, contigo Perú, somos tus hijos y nos uniremos, y así triunfaremos contigo Perú”, en ese momento la piel se me erizó, y sentí un gran palpitación dentro de mí, unos juntaron sus latas de cerveza, otros se abrazaron diciéndose feliz 28 paisano, uno novato como yo, hasta hizo puchero; y luego todo el salón junto, a una sola voz, entonaron el coro “Unida la costa, unida la sierra, unida la selva contigo Perú”, todos comenzaron a cantar a viva voz, más de 20 cuellos mostraron sus venas, la mayoría abrazados con la mano alzada como brindando con el país; fue maravilloso, me sentí más peruano que nunca, hasta que llegó el momento más emotivo, que decía así “Te daré la vida y cuando yo muera, me uniré en la tierra contigo Perú”, en ese momento, los pucheros aumentaron, el chibolo del puchero, se ahogó en lágrimas, el tío plomo quien eras más seco que garrapata de peluche, estaba más emocionado que testigo de Jehová cuando le abren la puerta, todos estaban embriagados de peruanidad; ese día sentí que, cuando estas lejos de tu patria, se siente más la pegada del patriotismo, las sensaciones de fervor nacionalista afloran como nunca; noches patrioteras como esas, tuve varias a bordo de los barcos cruceros, quizá ya con los años la sensibilidad no se muestra tanto, pero ese sentimiento de orgullo siempre está allí a flor de piel.
Ya para terminar, quiero agradecer al gran Augusto Polo Campos, por haber compuesto canciones como las que escribió, canciones que son casi himnos nacionales, que hizo estremecerme de emoción más de una vez, que hizo acordarme de dónde vengo y quien soy, que me hizo hablar de mi país con orgullo ante los extranjeros, que me hizo amar un poco más a mi patria, que me hizo extrañarla más de lo que ya lo hacía, con solo escuchar las hermosas estrofas creadas por su talento.
Y se llama Perú con P de Polo Campos, gracias maestro……….
Jorge Horna!

               

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