En el Perú, hubo confrontaciones entre muchos de sus personajes
históricos; recordemos que durante el imperio incaico, Huáscar y Atahualpa se
enfrentaron en una guerra civil por el dominio del imperio; en la época
colonial, Túpac Amaru quiso rebelarse contra los españoles, pero Mateo
Pumacahua, quien aún pertenecía al ejército realista, ayudó a impedir que esta
rebelión lograse su cometido; en la segunda mitad de 1800, Nicolás de Piérola
se enfrentó muchas veces al entonces presidente Mariano Ignacio Prado, con el
objetivo de adjudicarse el poder mediante golpe de estado.
Quizá podemos mencionar muchos más enfrentamientos, pero uno
que en verdad quiero resaltar, fue un altercado que no necesitó de un encuentro
físico como los anteriores, ni tampoco dañó al país o se resalta alguna
traición en particular; esta desavenencia se realizó después de la guerra con
Chile, y tuvo como protagonistas a dos bibliotecarios; si, dos bibliotecarios
que se enfrentaron verbalmente (como era de esperarse). Estos ilustres
caballeros fueron; el gran Ricardo Palma (1883-1912 encargado de la biblioteca
nacional) y Don Manuel Gonzales Prada (1912-1918 encargado de la biblioteca
nacional).
Ahora ustedes se preguntarán, ¿Qué de importante tiene este
enfrentamiento?; pues existe algo anecdótico, que observé cuando me enteré de
este pleito; primeramente, esta disputa se originó por una diferencia ideológica,
que resume uno de los grandes problemas del Perú. Para muchos Palma era el
escritor de la conciencia criolla, ese que con sus famosas “Tradiciones
Peruanas” resaltaba lo criollo y excluía lo indígena; es más, se sabe que Palma
escribió algunas cartas al golpista Piérola durante la guerra con Chile, donde
se expresaba muy mal de los indígenas, usando expresiones como “raza abyecta y
degradada”, acusándola de ser la gran culpable de las derrotas en las batallas
realizadas en Lima. Mientras que Prada, era un gran defensor del indígena y
agudo crítico del estilo de las “Tradiciones Peruanas”; a diferencia de Palma,
él sostenía que la improvisación y la irresponsabilidad de los criollos, fue la
gran culpable de los fracasos en la guerra con Chile; inclusive, en su famoso
discurso en el teatro Politeama en 1888, mencionó que “no conformaban el
verdadero Perú, las agrupaciones de criollos que habitaban la franja de tierra
situada entre el Pacífico y los Andes”.
Luego de este
preámbulo, viene la parte anecdótica; pues les informo que el famoso intelectual Gonzales Prada, provenía de una familia de costumbres coloniales, su
padre llegó a ser alcalde de Lima y su madre venía de una familia de
antecedentes netamente españoles; mientras que Ricardo Palma, tenía sangre
india y negra, su madre era mulata y su padre mestizo; es más, la familia Palma
era de origen humilde. Esta es la parte interesante de esta pelea, mientras que
un Palma mestizo y de origen humilde, ensalzaba el criollismo y se expresó mal
de los indígenas; un Prada de origen aristocrático y sangre española, se
convirtió en el más importante defensor del indigenismo en el país y en el más
punzante crítico de los criollos peruanos.
Mi intención es no desprestigiar a Ricardo Palma, ni
enaltecer a Gonzales Prada; es más, personalmente
admiro mucho a Palma y soy amante de sus “Tradiciones peruanas”, mas no de
Gonzales Prada, ni de sus trabajos; inclusive, considero que la frase “el que
no tiene de inga tiene de mandinga”, la cual fue dicha por el gran Palma,
remarca perfectamente la riqueza cultural y étnica de nuestra nación; mi objetivo,
se enfoca más en criticar el repudio a cualquier tipo de raza, sea cual fuere.
Si Prada consideraba más peruanos a los indígenas que a los criollos, me parece
erróneo, al Perú lo formamos todos los nacidos en este territorio; y si Palma
pensó alguna vez que los indígenas no estaban al nivel de los criollos, igual
me parece equívoco, cada raza aporta algo positivo en nuestra cultura.
Nuestro país es una exquisita mezcla de sonidos, que se
consuman en un melodioso potpurrí que lleva landó, marinera, huayno y música
amazónica; también es un apetitoso cóctel de pisco, chichas y masato; y por
último es un delicioso buffet que tiene cuy chactado, sopa seca, tallarines
verdes, arroz chaufa y tacaco con cecina; dicho esto, no hay duda que somos un gran conglomerado de
sabores, colores y ritmos.
Nuestras pieles serán diferentes, pero al final todos somos
peruanos…………
Jorge Horna!